martes, 9 de junio de 2009

¿Son las relaciones una tortura mental?



La época que ahora vivimos es el post modernismo, el estrés está de moda y el no comer antojitos en los parques está aún más con las nuevas generaciones, debido a la excesiva “estética” que vemos por donde quiera que volteamos, pero ¿es en sí esto una tortura?
El estrés se va con un masaje o quienes tienen las posibilidades se relajan las horas necesarias en un spa, y la comida chatarra no es una preocupación, ya que al menos un día a la semana la dieta incluye un kit de frituras y refresco.
Cuando no estamos enamorados, ¿es el momento más tranquilo de nuestras vidas? Al parecer si lo es, ya que en una relación se viven dolorosos pleitos, horas de llanto junto a la almohada y más de mil canciones de amor repitiéndose todo el día. Y qué hay de su lado positivo, es decir, la ilusión, la espera de una llamada, la sensación de vacío en el cuerpo cuando vez a esa persona amada. Pero ¿cuánto nos dura esto?, ¿las primeras semanas?, es decir, el lapso de tiempo en donde ambos pintan su universo de color rosa, pero ¿qué hay después?, ¿por qué el sufrimiento y el dolor vienen acompañados del amor? Por qué no gozar de solo los buenos momentos y hacer a un lado la indefinida amargura, y es preciso decir indefinida, ya que ésta no muere justo cuando terminamos una relación. El sufrimiento crece triunfante ante un corazón roto, y la angustia junto con la soledad, la impotencia y la insistente pregunta del “¿por qué?” quedan latentes en el alma.
Es mil veces trillado pensar que debería de existir un remedio para un corazón roto, pero de lo que jamás nos damos cuenta es que ésta medicina milagrosa está en nosotros, en nuestros pensamientos y no en el tiempo como cientos afirman. Por qué no solo olvidar y perdonar, y únicamente rescatar las risas, los besos, las infinitas horas de charla y la sensación de estar acompañados eternamente.
Vivir es un milagro y amar es otro, no vale la pena que desperdiciemos días, semanas, incluso meses en el sufrimiento; llorar es sano, pero torturarse es un delito.

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